miércoles, 24 de junio de 2009

Recordé... regarde... ¿recuerdas tu?...
cientos de filamentos saliendo de mi cuerpo para atarse a los tuyos.
Con solo una mirada. ¿recuerdas?...
una mirada bastaba y nacían los suspiros sin aviso previo,
sin dolor, sin espera alguna.

El pecho cerrado sencillamente bajaba la guardia y sin darme cuenta,
como si fuera natural y de todos los días y todos los momentos
los suspiros se adueñaban de mi, de nosotros,
era suspiro tras suspiro, delator y traicionero.

¿Cuándo acabó todo? ¿Cuándo podré recuperarlo?
¿Cuando volveré a sentir el aire que me da la vida
fluyendo por mi cuerpo y ver
tus suspiros fundirse con los míos?... Imaginarlos fundirse
como nuestras miradas, casi puedo asegurar la sincronía de nuestros latidos...
sin un solo roce de por medio, sin una palabra... como si nuestros cuerpos
estuvieran de más en esa entrega de nuestros seres infinitos.

Fuimos, nos fundimos y nos reconocimos... el silencio originó el resto.

Apenas si nos vimos por un momento, no sabías mi nombre y yo no conocía el tuyo.
Ni una conversación hizo falta para saber que por fin eras tu, que por fin era yo.

La puerta de cristal se abrió, con pasos tranquilos avanzaste...
me miraste apenas y mi mirada no ocultó el saludo a tu existencia,
Lo supimos enseguida, pero tu no detuviste tu paso
y yo no colgué el teléfono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario